Cuando nos decidimos a iniciar la alimentación complementaria mediante el Baby-Led Weaning (BLW), una duda y al mismo tiempo, una de las mayores preocupaciones de las familias, es la posibilidad de atragantamiento del bebé, y que esto conlleve a la asfixia.
Desde el momento que el bebé adquiere la habilidad de llevarse cosas a la boca, que como habrás observado, es prácticamente todo, existe la posibilidad de que se atragante. Y la gran pregunta es, ¿Qué podemos hacer nosotros? Pues preparar un ambiente seguro y adaptado a nuestro bebé.
En el Baby-Led Weaning, como sabéis, estaremos ofreciendo a nuestro bebé alimentos blandos cortados en trozos de manera que él solo pueda cogerlos con sus propias manos, llevárselos a la boca y comérselos sin la ayuda del adulto. Como hemos dicho siempre, es una manera estupenda de fomentar su autonomía y conseguir una alimentación sana y variada.
Pero claro, estamos ofreciendo trozos bastante grandes de alimentos a un bebé que seguramente no tenga dientes. Es por eso, no sabemos si será capaz de triturar bien la comida y tragar sin dificultades.
Así pues, la preocupación por el atragantamiento es lógica, pero no se relaciona directamente con el método.
Entonces… ¿hay más riesgo practicando Baby-Led Weaning?
La respuesta es no. Los estudios que analizan el riesgo de atragantarse comparando alimentos en trozos, con las clásicas papillas o purés, no encuentran diferencias. Todo depende de la capacidad y la destreza que tiene el bebé a la hora de tragar. Es más, muchos profesionales afirman que se atragantan menos. ¿Cómo puede ser? Porque el bebé desde los 6 meses, hace un gran trabajo de desarrollo motriz para poder comer alimentos sólidos. Este aprendizaje le permite, además, gestionar mejor los alimentos en el interior de su boca. Todo este trabajo de la musculatura oral, enriquece al bebé. Le permitirá a tener más recursos a la hora de solucionar situaciones con la comida que se va por el camino equivocado.

Cuando el bebé se está atragantando
El bebé se atraganta cuando el alimento se desvía y va las vías respiratorias, dificultando la entrada de aire. Esto le produce tos, que es el mecanismo más efectivo que tenemos para expulsar dicho alimento. Pero si la obstrucción es total, el aire no puede entrar y el bebé no puede toser, se produce la asfixia. Ésta es una situación de extrema gravedad que precisa de maniobras de desobstrucción inmediatas. Deberemos despejar las vías respiratorias del bebé para que vuelva a respirar.
Es fundamental conocer las maniobras de desobstrucción de la vía aérea y más si tenemos niños pequeños, es por ello que recomendamos realizar un curso de primeros auxilios. Es cierto que practicando el Baby-Led Weaning hay riesgo de atragantamiento, pero tambien lo hay llevando a cabo cualquier otro método. Lo importante es conocer dichas maniobras para ayudar a nuestro peque en cualquier situación.
Qué hacer para minimizar los riesgos de atragantamiento
La preocupación por el atragantamiento es comprensible. No obstante, es importante tener en cuenta una serie de precauciones para minimizar los riesgos.
En el bebé:
- Debe poder permanecer sentado y estable por sí solo. Si no puede se caerá, se doblará, y estará en posturas que no son seguras.
- Debe haber perdido el reflejo de extrusión. Se trata de ese reflejo que hace que los bebés empujen los trozos grandes de alimento con la lengua. Es un mecanismo de defensa natural contra el atragantamiento.
- Debe mostrar interés por la comida y saber rechazarla cuando ya esté satisfecho.
En los alimentos:
- Evita los alimentos duros que no pueda aplastar con las encías, como por ejemplo la manzana o la zanahoria crudas.
- No presentes alimentos con formas redondeadas del tamaño de su tráque: frutos secos enteros, aceitunas, uvas enteras, etc. Clica para ver nuestra recomendación sobre los alimentos con que empezar.
Hay una buena estrategia para comprobar si el niño podrá moler o no el alimento sin que haya riesgo de atragantamiento. Lo que haremos es probar de molerlo sin usar los dientes, solo aplastándolo con la lengua contra el paladar. Si pasa la prueba, seguramente el bebé también podrá comerlo.
A la acción:
- Si tiene arcadas o tose, no intervengas de buenas a primeras. Deja que lo intente solucionar por sí solo, forma parte de su aprendizaje.
- No metas tu mano en su boca para sacar el alimento salvo que lo estés viendo. Y si eres capaz de verlo, difícilmente se esté atragantando.
- No le des la comida en la boca.

¿Por qué comer juntos? Hay múltiples beneficios
Es importante estar pendientes del niño mientras come. Aunque creamos que será más entretenido para él, debemos evitar que coma jugando, riendo o distraído. Lo ideal es que estemos con él. Así podremos supervisar sus movimientos, ayudarlo si lo necesita y al mismo tiempo haremos de la comida un momento agradable para el bebé. Además, los adultos, sin darnos cuenta, les servimos de ejemplo a la hora de alimentarse.
Cuando el bebé aprende a comer, puede que al principio muestre algunas dificultades para tragar algún trozo. Veremos que lo primero que hará será mover el alimento en la boca para molerlo con la lengua y las encías. Cuando crea que lo ha molido suficiente intentará tragarlo. Si el trozo resulta ser demasiado grande se desencadenará un reflejo de nausea, sacando el alimento hacia adelante para triturarlo de nuevo o escupirlo. Esas arcadas son muy frecuentes al principio, porque este reflejo está más activo y se encuentra ubicado en una posición más adelantada en la boca. Aunque los padres y madres piensen que cuando tiene náuseas el alimento está en la garganta, lo más probable es que todavía no haya llegado.
A medida que vaya pasando el tiempo, el bebé irá adquiriendo más habilidad para moler el alimento. Y al mismo tiempo, el reflejo se irá moviendo cada vez más atrás en la boca, con lo que estas arcadas irán desapareciendo.
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